En nuestra explotación hemos apostado por un modelo de cría denominado extensivo, que se desarrolla en una parcela al aire libre, y que consiste en lo siguiente que vamos a explicar.
Contamos con una parcela de aproximadamente unas 4 Ha, en la que hay una zona de pastos, una zona de la típica “peña” granítica sayaguesa, y otra zona de tierra arable. En esta última zona es donde hemos cubierto aproximadamente unos 3.000 m2 con una estructura tipo invernadero plano, y una malla antigranizo, y en el perímetro hemos colocado un perfil y pasta antifuga. Esta superficie cubierta se divide en dos, creando así dos parques de engorde. Cada uno de estos parques está sembrado de trébol, que servirá de refugio y de alimento a los caracoles.
Hemos apostado por no tener sala de reproducción, y el primer año de la explotación soltamos los alevines que adquirimos en granjas especializadas con sólo unos días de vida. Estos alevines se distribuyen uniformemente a lo largo de los parques de engorde, y se alimentan con el trébol y con el pienso que se aporta diariamente.
Los caracoles permanecen en los parques hasta que hayan desarrollado su bordeado, lo que indicará su madurez. Después se recogen y transportan hasta el almacén, para su purgado y almacenamiento en cámara frigorífica (para facilitar la hibernación) hasta su comercialización.
Durante el invierno, cuando el caracol está hibernando, la explotación permanece cerrada, con los caracoles no maduros pasando el invierno en la cámara frigorífica.
En la campaña siguiente se sueltan esos caracoles que han estado hibernando de nuevo en el parque, para que sigan engordando y completen su maduración.
Antes dijimos que no contábamos con sala de reproducción, pero los caracoles se van a ir reproduciendo en el parque de engorde, aunque intentamos que sea lo mínimo posible para evitar enfermedades por superpoblación. En el tercer año del ciclo introduciremos de nuevo alevines en uno de los parques, para ir renovando la población, y así evitar la consanguinidad.
